El Cinturón Occidental Ambiental (COA) es la articulación y coordinación de organizaciones campesinas, indígenas, ambientales y sociales que buscan defender y proteger el territorio, y el derecho territorial, como un espacio de construcción colectiva, sagrado para la vida, en el cual se tejen relaciones sociales, culturales, políticas, económicas y ambientales, dando origen a identidades compartidas, constituyendo el patrimonio ambiental, social y cultural en el suroeste antioqueño mediante estrategias de acción regional.
El Cinturón Occidental Ambiental (COA) se constituye a partir del 2011 y aparece como movimiento regional del suroeste antioqueño en respuesta a las necesidades de establecer estrategias en defensa del territorio y de la vida frente a la explotación minera por parte de transnacionales productoras de deterioro Ambiental, Económico y Social. Es una respuesta alterna al llamado COC (Cinturón de Oro de Colombia) el cual establece que los Municipios de Caramanta, Valparaíso, Támesis, Jericó, Tarso, Pueblorrico, Andes y Jardín, constituyen una zona geológicamente homogénea con altas similitudes para la explotación minera y geográficamente corresponde a un flanco o cinturón que se desprende de la Cordillera Occidental, en un área que abarca la confluencia del Río San Juan y el Cauca.
De esta manera el Cinturón Occidental Ambiental (COA) se ha constituido como la articulación y coordinación de organizaciones campesinas, indígenas, ambientales y sociales que buscan defender y proteger el territorio, y el derecho territorial, como un espacio de construcción colectiva, sagrado para la vida, en el cual se tejen relaciones sociales, culturales, políticas, económicas y ambientales, dando origen a identidades compartidas, constituyendo el patrimonio ambiental, social y cultural en el suroeste antioqueño mediante estrategias de acción regional. El amor a culturas propias, fuentes hídricas, paisajes, alimentos y formas de vida, ayudarán a iniciar procesos de auto-reconocimiento y crear conciencia de lo que somos cultural y socialmente, fortaleciendo potencialidades y alertando de las amenazas que recaen en el territorio.
La región del suroeste, caracterizada por su gran diversidad natural y cultural, cuenta con una población principalmente mestiza de aproximadamente 123.542 habitantes (DANE, 2009), en una extensión de 1.578 Km2, donde también cohabitan cinco asentamientos de la etnia embera Chamí, que se establecieron desde mediados del siglo XVI, provenientes del Chocó y Risaralda. De esta manera El COA ha integrado la participación de los herederos que habitaron el territorio desde hace siglos y ha fomentado la participación cultural en el que los resguardos indígenas - como Karmata Rua (Jardín), Marcelino Tascón (Valparaíso), Bernandino Panchí (Pueblorrico), Miguel Cértiga Tascón (Támesis) y Hermeregildo Chakiama (Ciudad Bolívar) – han cristalizado esfuerzos para construir procesos culturales que permitan consolidar mecanismos de defensa de los intereses colectivos de la región.
En esa integralidad del territorio del suroeste antioqueño en el cual es posible apreciar su valoración con base a la riquezas naturales, diversidad cultural, patrimonio histórico y arqueológico, ha sido posible identificar amenazas que afectarían irreversiblemente su contexto natural y cultural. Revisando el catastro minero atribuido a estos municipios y resguardos indígenas, se puede afirmar que más del 90% de este territorio está solicitado y titulado para exploración minera por parte de empresas transnacionales, entre las que se encuentran la Anglo Gold Ashanti AGA (Sudáfrica), Solvista Gold (Canadá), Continental Gold (Canadá), Tolima Gold (Canadá), Colombian Mines Corporation (Canadá), B2Gold (Canadá) con su proyecto Quebradona compartido con la AGA, entre otras más. Todas estas empresas se encuentran en su fase de exploración, algunas desde el año 2005.
Por otro lado, se han presentado alarmas con relación a que la mayoría de los ríos del suroeste antioqueño están siendo concesionados a particulares para la construcción de microcentrales hidroelétricas, se ha dado un crecimiento intensivo de monocultivos y agrotóxicos durante los últimos 20 años, la biopiratería y la persecución de las economías propias y semillas nativas, que garantizan la soberanía alimentaria, todas estas actividades están generando conflictos en el territorio que ineludiblemente cambiará el modo de vida de los campesinos, agricultores, ganaderos e indígenas de Antioquia.
Por otro lado, se han presentado alarmas con relación a que la mayoría de los ríos del suroeste antioqueño están siendo concesionados a particulares para la construcción de microcentrales hidroelétricas, se ha dado un crecimiento intensivo de monocultivos y agrotóxicos durante los últimos 20 años, la biopiratería y la persecución de las economías propias y semillas nativas, que garantizan la soberanía alimentaria, todas estas actividades están generando conflictos en el territorio que ineludiblemente cambiará el modo de vida de los campesinos, agricultores, ganaderos e indígenas de Antioquia.
En reconocimiento de que el territorio del COA está configurado por nueve pequeños poblados, de topografías quebradas y muy montañosas, con vertientes húmedas, cálidas y frías, con áreas de bosques secundarios, sub-andinos y alto-andinos, de alta biodiversidad y exuberantes paisajes que dan origen a una importante estrella hidrográfica, con una serie de actividades socioeconómicas similares, sustentadas principalmente por economías de subsistencia o campesina, ligada a la producción cafetera, se ha venido realizando desde el 2004 acciones públicas para la defensa del territorio en Támesis, Caramanta, Jericó, Jardín y Pueblorrico como resultado principalmente de la gran amenaza de la Locomotora minero-energética en la que el territorio sigue siendo concesionado impositivamente para actividades de exploración y explotación de oro y sus derivados, en una población desprevenida, no advertida ni consultada por el Gobierno Nacional
De esta manera el COA intenta fortalecer estructuras de articulación de procesos comunitarios para la promoción de conciencia colectiva en defensa integral del territorio, mediante la interlocución legítima entre actores, procesos y comunidades involucradas en la problemática social, económica y cultural. Las organizaciones locales y civiles son el fundamento de este espacio de integración en el cual se han unido:
- Asociación Agropecuaria (ASAP), Jóvenes por la Defensa del Territorio (JÓDETE) y Asamblea Municipal Constituyente en Caramanta.
- Comité por la Defensa Ambiental del Territorio (CODEATE), Agrupación de Caminantes (ACATA) y Asociación Biabuma en Támesis.
- Veeduría Ciudadana y Comité Futuro por Jericó
- Resguardo Indígena Marcelino Tascón (Valparaíso), Karmatarrua (Jardín), Bernandino Panchí (Pueblorrico) y Miguel Cértica (Támesis).
- Periódico La Calle 30 (Pueblorrico).
- Cuenta con el apoyo de numerosas organizaciones, entidades, Administraciones, Concejos Municipales y ONGs que se han aliado a este proceso, no sólo a nivel nacional, sino incluso internacional.
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